El jefe de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, comenzó su viaje a Marruecos el sábado, en lo que se considera la segunda visita de un pontífice en el país árabe.
Durante la visita, el Papa se reunió con las más altas autoridades institucionales y religiosas del país del norte de África, incluido el Rey de Marruecos Mohammed VI.
Según informes de los medios locales, el líder espiritual de los 1.300 millones de católicos en el mundo fue invitado por el soberano a investigar el tema del diálogo interreligioso entre el islam y el catolicismo.
El Papa y Mohammed VI, en una declaración conjunta, acordaron que la ciudad de Jerusalén debería ser considerada como un patrimonio común de la humanidad, y especialmente de las tres religiones monoteístas.
Destacó la necesidad de una "preparación adecuada de futuros guías religiosos", para evitar el riesgo de tendencias extremistas.
"Lo que los terroristas tienen en común no es la religión, sino la ignorancia. Es hora de que la religión ya no sea una coartada para esta ignorancia, para esta intolerancia", dijo el Papa ante las doce mil personas en la plaza. Quien escuchó atentamente su discurso.
El Papa luego fue, acompañado por Mohammed VI, a un instituto religioso en el que unos 1.300 seminaristas estudian para convertirse en imanes y guías religiosos. Dos estudiantes, un francés y un nigeriano, tomaron la palabra para representar a todos los estudiantes, explicándole al Papa los objetivos y las pautas del instituto basándose en una interpretación correcta y moderada del Islam.
Al día siguiente, el Papa Francisco celebró la misa dominical en un estadio de Rabat en presencia de diez mil personas.
Esta es la segunda vez que un pontífice va al país norteafricano después de la visita de 1985 de Juan Pablo II. Los católicos son una pequeña minoría en Marruecos, donde el 99 por ciento de la población es islámica.