IQNA

‘Guerra de 33 días podría haber colapsado ejército israelí’

23:08 - October 01, 2019
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Iqna - El célebre comandante iraní Qasem Soleimani asegura que, si no hubiera cesado la guerra de los 33 días en El Líbano, se habría desmantelado el ejército israelí.

“Ellos decían que, si no cesa la guerra, el ejército de Israel se desmantelará”, ha afirmado el comandante de las Fuerzas de Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general Qasem Soleimani, en una entrevista concedida al portal web de la Oficina de Preservación y Publicación de las Obras del Líder de la Revolución Islámica.

Esta aserción la realizaron los que fueran en aquel momento los embajadores de EE.UU. e Israel ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quienes reclamaron el fin de la guerra en declaraciones pronunciadas al entonces ministro de Exteriores de Catar, Hamad bin Jalifa Al Thani, que actuaba como mediador en esta guerra.

Jalifa Al Thani citó que el exembajador estadounidense John Bolton y el embajador israelí me pidieron desesperadamente que ahora debía “ser frenada la guerra”, pues, de lo contrario, “el ejército de Israel se desmantelaría”, conforme ha hecho alusión el general iraní, que ha abordado en la entrevista la guerra lanzada por Israel contra El Líbano.

El general iraní ha catalogado como “una gran victoria” este hecho, ya que el régimen israelí, para acabar con la guerra y no verse afectado por sus consecuencias tras recibir duros reveses de parte del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), se vio obligado a aceptar todas las condiciones del movimiento libanés.

De acuerdo con el general iraní, Hezbolá puso fin a los ataques de Israel contra El Líbano y acabó con sus ilusiones de lanzar cualquier tipo de agresión contra este territorio.

“Después de la guerra de los 33 días, la estrategia del régimen sionista de (ex primer ministro israelí David) Ben-Gurion de una guerra ofensiva se convirtió gradualmente en una defensiva”, ha aseverado Soleimani.

Israel lanzó en 2006 una agresión militar contra Hezbolá y contra todo el territorio libanés con objetivos declarados: recuperar los soldados israelíes capturados por Hezbolá y la retirada de la Resistencia más allá del río Litani.

La guerra de los 33 días que lanzó el régimen israelí contra el sur de El Líbano en 2006 fue, indudablemente, en el ajedrez regional, parte de un complot estadounidense para destruir a la Resistencia, ha asegurado en cada fecha conmemorativa de la guerra del año 2006, el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá.

En esta guerra, Israel recibió duros golpes. El número de muertos israelíes en la guerra de los 33 días fue de 159, gran parte de ellos soldados.

Las fuerzas de Hezbolá neutralizaron a la marina israelí tras destruir el buque Sa’ar y acabar con la sede de operaciones del ejército del aire y de las fuerzas terrestres israelíes en el frente norte.

No fue el cantar y coser que creían los israelíes y la destrucción de material de guerra y los cuerpos de soldados llegando a Tel Aviv en bolsas negras comenzó a agitar las aguas políticas y sociales del régimen israelí.

Ante el fracaso de su operación militar, los líderes políticos y militares acudieron presurosos a las Naciones Unidas, para favorecer un alto el fuego que tendiera un manto de humo frente al fracaso bélico de un ejército que internacionalmente se mostraba invencible.

La Administración del expresidente estadounidense George W. Bush presionó al ex secretario general de la ONU el ghanés Kofi Annan, para que la resolución de un alto el fuego fuese cumplida de inmediato. Así, del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) emanó una resolución que llamó al “cese completo de las hostilidades”, solicitando que las fuerzas libanesas de Hezbolá detuvieran todos sus ataques y que Israel pusiera fin a todas su “operaciones militares ofensivas”.

La resolución 1701, aprobada el 11 de agosto de 2006, exigió que Israel saliera por completo del territorio libanés.

Hoy, tras 13 años del triunfo sobre las fuerzas sionistas, Hezbolá está más fuerte que nunca, tanto, que Israel sabe bien que luchar contra este movimiento puede significar el principio del fin del sionismo.

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